domingo, 29 de junio de 2014

C.B.C. Villalba. Vuelve la ilusión VII (El Equipo)

Foto sacada de Clásicos del Baket
Al final y pese a tener conocimiento de cuando iba a ser el acontecimiento, me termino pillando el toro y bueno, el tornado de ese grupo de Facebook llamado “No eres de Villalba si…” y no pude acabar colección de entradas dedicadas al Club Baloncesto Collado Villalba. Pero evidentemente la cosa no podía quedarse así y ha llegado el momento de seguir y terminar las últimas entradas.

Así que retomemos el asunto por donde lo dejamos y llegaremos a la temporada 88-89, otra de las que yo considero temporadas cruciales del equipo. Y es que nuevamente cambiamos a la pareja de americanos a pesar del gran rendimiento ofrecido por ambos, lo cual volvía a representar el hándicap de volver a engarzar un equipo entorno a piezas claves que no estaban en el club. Era el problema de ser un modesto y que tus estrellas deslumbraran, siempre había un equipo más poderoso dispuesto a pescarlos ya fuese en la liga española, la italiana, griega o turca.

Así que aquel año llegaron dos nuevos extranjeros para formar el eje sobre el que pivotaría todo el juego del equipo. Lance Berwald llegaba tras pasar por el Tenerife y el Askatuak, dos equipos de 1ªB, es decir, no tenía experiencia previa en ACB y Todd Murphy llegaba tras un año en la CBA, una liga menor estadounidense para aquellos jugadores que no encontraban acomodo en la NBA y habían dejado el baloncesto universitario.

No  parecía la mejor carta de presentación posible para encarar una nueva temporada, ¿verdad? Sin embargo, hubo un factor muy importante que hizo cambiar el equipo y es que por primera vez la plantilla de nacionales iba a tener dos hombres por puesto, es decir, se ganaba profundidad de banquillo sin que se resintiese el equipo en las lógicas rotaciones por faltas o por descanso.

Así, por ejemplo llego al puesto de base Carlos Gil, jugador que llegaba del Caja Madrid de 1ªB, pero que era uno de los jóvenes con más proyección en su puesto y que había sido internacional en categorías inferiores. De esta manera se reforzó un puesto que había cojeado el año anterior por la pérdida de rendimiento cuando Ruiz Paz iba al banquillo, además este se vio mas exigido al ver en Carlos Gil a un jugador que le podía robar la titularidad, como así pasó en algunos partidos. También llegó Mikel Cuadra, un hombre más veterano a pesar de que no había jugado en ACB, pero tenía un buen tiro y buenas dotes en defensa.

Estos cambios tan selectivos unidos a la polivalencia que ofrecía un Juan Carlos Barros ya en su madurez deportiva, hicieron del Villalba un equipo correoso y difícil de ganar, especialmente en la cancha serrana. Y es que era un equipo de auténticos currantes y que era mortal al contraataque con los pases “coast to coast” de Berwald a Marrero o Gorroño o con jugadores altos que tiraban bien desde el 6.25 como Murphy o Barros.

El caso es que aquella plantilla siempre será recordada porque supuso por primera vez la aparición del concepto equipo por encima de las individualidades. Y es que no había grandes estrellas, sino jugadores muy profesionales. Aún recuerdo un partido en el que Lance había sufrido una neumonía o un catarro muy severo, pero aún así jugó el partido y aunque no brillo como en el era habitual, lo hizo muy dignamente por el compromiso que tenia con su trabajo y el equipo. Verle toser en la zona de defensa mientras sus compañeros tiraban los tiros libres dejaba bien a las claras que aquel día estaba sufriendo.

Sabíamos que no teníamos esos jugadores de 40 puntos, pero por el contrario teníamos unos jugadores que se partían el alma por un rebote y que no escatimaban un pase extra en lugar de tirar si con ello daban una asistencia a un compañero.


Probablemente fue el año que mas disfrute con el equipo a pesar de que no fuese en el que logró su mejor clasificación. Por cierto, si mal no recuerdo, aquel año tuvimos un duelo en los play offs con el Magia Huesca que nos dejo la imagen imborrable de ver todo el pabellón de Villalba teñido de gente con las camisetas verdes del equipo oscense. Sin duda una imagen que no se olvidará de posiblemente la mejor afición que pasó por la cancha serrana.


La plantilla la compusieron aquel año:Amón, Berwald, Casado (entrenador), Tod Murphy, Barros. Ruiz Paz, Gorroño, Marrero, Mikel Cuadra, Carlos Gil.

sábado, 14 de junio de 2014

Privados de servicios.

Hoy os voy a contar un paradigma que ha llegado hasta mi vía comentario de un amigo a través de las redes sociales. Resulta que Collado Villalba es la Capital de la Sierra y la Comunidad de Madrid es la capital del reino de Juan Carlos I ahora y Felipe VI en unos días y sin embargo en la que llaman “era de las comunicaciones” algunos vecinos tienen problemas para ir y venir del trabajo a casa.

Y es que según me cuenta este vecino, las empresas Larrea y Francisco Larrea estan dejando en tierra a bastantes vecinos que se ven obligados a usar el servicio de búho de las 1:00 y las 2:00 por sus horarios laborales. Este es un problema que se viene arrastrando desde el pasado mes de octubre, cuando se recortaron numerosos servicios, entre ellos los de algunos búhos de las cabeceras de Navacerrada o Guadarrama que afectan directamente a nuestro pueblo, pues mas de la mitad de la ocupación es de nuestro municipio. Ni que decir tiene, que este problema se agraba en los fines de semana, cuando a los que usan estos servicios por sus horarios laborales, se les suman los que bajan por ocio a la capital.

Ante las quejas de los usuarios, los conductores dicen que tanto el consorcio como la empresa son conocedoras del problema, respuesta claramente insuficiente para los usuarios que se ven obligados a esperar al siguiente autobús durante horas, horas que se restan al merecido descanso tras una jornada laboral. No es extraño pues que los nervios estén a flor de piel cuando se dan estas situaciones en las que un autobús deja a parte de los viajeros en tierra y por ello más de una vez ha sido necesaria la presencia de la policía ante los altercados.

¿Y qué solución tienen los usuarios ante este problema?

La respuesta de los conductores (que también son víctimas de esta situación, pues no es plato de gusto tener que enfrentarte a esta tensión noche tras noche sin solución) es que se ponga una reclamación online en el consorcio, pues ellos no llevan hojas de reclamaciones.

Es totalmente lógico que un autobús de 55 plazas sea insuficiente para dar servicio no solo a Villalba y sus más de 60000 habitantes, sino a los pueblos que comparten línea con la capital serrana Torrelodones o Las Matas (antes de llegar a nuestro pueblo) o Alpedrete, Guadarrama, Los Molinos, Cercedilla, Navacerrada, Moralzarzal, etc. una vez  que lo dejas atrás. Qué menos que poner un autobús oruga al menos en los dias de fin de semana para aumentar la capacidad de los servicios.

Tal vez ha llegado el momento de que el ayuntamiento tome cartas en el asunto e interceda por estos vecinos que sufren con impotencia esta situación. Además, seguramente este problema será común para mas municipios de la zona, pues los autobuses no cubren solo el trayecto entre Collado Villalba y Madrid, por lo que una reunión de los distintos alcaldes para hacer presión ante el consorcio no vendría mal.




Estas son las imágenes que me han llegado de un autobús marchándose mientras dejaba a viajeros en tierra en la pasada noche del jueves al viernes.

lunes, 9 de junio de 2014

Intenso fin de semana

Este pasado fin de semana ha sido muy intenso en cuanto a la actividad sociocultural del municipio y en lo que a mí respecta ha sido bastante ajetreado, pues no he tenido ningún día libre, lo que me ha propiciado que no haya salido de los límites del mismo.

Y es que el sábado se celebro el partido de homenaje a los 30 años de la llegada del Club de Baloncesto Collado Villalba a la localidad, algo de lo que llevaba un tiempo escribiendo entradas para tratar de refrescar la memoria de algunos y para que los que no tuvisteis la oportunidad de vivirlo, supieseis un poco lo que significo este suceso en el pueblo, eso sí, siempre desde mi punto de vista. Si queréis repasar lo publicado hasta ahora al respecto solo tenéis que teclear la etiqueta “baloncesto” del final de esta entrada y se os abrirá un menú con las entradas en las que he hablado de ello.

Pasadas poco mas de las 19:00h, empezaba en el Pabellón Quique Blas el acto conmemorativo, para el cual estuvieron presentes la gran mayoría de los que fueron las personas importantes del club, desde directivos a jugadores pasando por el cuerpo técnico. Muy poquitas fueron las ausencias y si muchos los que se presentaron aquí a pesar del esfuerzo que les suponía el llegar hasta aquí.

Una rápida presentación de los protagonistas dio paso a un respetuoso minuto de silencio en memoria de Charly Montes, un carismático jugador de la época que defendió los colores del Casa San Fernando, pero muy especialmente los del Estudiantes cuando este jugaba aún en el Antonio Magariños.

El Real Madrid vino con un equipo más joven y que está acostumbrado a jugar este tipo de bolos con una cierta asiduidad, por lo que el repaso que dieron a los nuestros fue notable, pero eso era lo de menos en una fiesta como la del otro día. Lo importante es que algunos volvimos a pisar el pabellón años después y volvimos a respirar baloncesto.

Cuando terminó el partido decidí pasar por el tradicional mercado medieval que se monta todos los años en el fin de semana anterior a las fiestas de San Antonio. Los problemas para encontrar aparcamiento fueron importantes, pero al final lo conseguimos y pudimos dar una vuelta por el centro del casco antiguo del pueblo y poder respirar esa extraña mezcla de olores entre los jabones aromatizados y los distintos productos gastronómicos que en estas ferias se venden.

Pero justo al llegar a casa me entero de que la jornada no ha sido tan redonda en el municipio. Al parecer se había producido un accidente en el ferial y había habido cuatro heridos. Eso justificó la presencia de varias ambulancias que vi mientras trataba de aparcar o el que viese al alcalde cabizbajo apoyado en un pale de patatas, se podría decir que estaba en un proceso de simbiosis y se le había quedado cara de boniato.
Afortunadamente, el accidente se saldo solamente con cuatro heridos leves, pero pone de manifiesto que el control y vigilancia sobre todo este tipo de ferias y tinglados ambulantes debe de ser mayor para evitar que tengamos que lamentar algo más gordo en el futuro. Recordemos que esta es la segunda vez que la suerte se alía con nuestro municipio y un accidente no se convierte en tragedia.

Al día siguiente, pude ver como la atracción permanecía precintada y no sé yo si se volverá a abrir o si estará ya su suerte echada por esta campaña en nuestro municipio. Lo que si me llamó la atención del mercado en este segundo día fueron un par de cosas. Por un lado la no presencia de animales (ni corralitos con ocas, ni los burros para los paseos infantiles, ni animales de cetrería) no se si se debió a un tema de espacio o a normas de cuidado animal, el caso es que se notaba que faltaba algo típico de este tipo de mercados.


Y la otra cosa que aprecie, fue el gran bajón de afluencia del sábado al domingo. Por un lado es lógico, pero mucho me temo que la competencia entre este mercado y el Olé Moral es muy cainita para ambos. Tal vez los municipios vecinos deberían mejorar su comunicación y tratar de diseñar una agenda que evite este tipo de solapamientos que no benefician a nadie.

miércoles, 4 de junio de 2014

C.B.C. Villalba. Vuelve la ilusión VI (El Regreso)

¿Se repetirá la imagen?
Por fin y tras un verano un tanto convulso por el follón en los despachos que ya comenté anteriormente, se retorno a la máxima categoría del baloncesto nacional, que ya por aquel entonces paso a llamarse ACB  abandonando el nombre de “División de Honor”.

Aquel año, había un único objetivo que era el de la permanencia y para lograrlo se decidió apostar por la continuidad del equipo técnico que lideraba Pablo Casado y que logró el ascenso en la campaña anterior.
En lo deportivo se trato de continuar la línea de mezcla de veteranía con jugadores muy jóvenes y con proyección que no lograban afianzarse en los grandes equipos, especialmente en el Real Madrid.

Como ejemplo, desde el Real Madrid llegó la mezcla de la veteranía de Rafa Rullán con la juventud arrolladora de Quique Ruiz Paz. El primero venia de una buena temporada en el Real Madrid, pero evidentemente en el conjunto blanco había ido disminuyendo su peso y su roll dentro del mismo, por lo que aceptó el venir como hombre importante dentro del nuevo proyecto. Sin embargo, una hernia discal le mantuvo fuera de combate durante varios meses de la temporada lo que precipitó que dejase las pistas al final de las mismas.

 En el caso de Quique, llegó a Villalba después de romper en el Real Madrid en una serie de partidos en los que por circunstancias extraordinarias pudo disfrutar de ocasiones para lucirse. Pero era aún demasiado joven e inexperto como para poder disputarle minutos a Corbalán o José Luis Llorente, por lo que fue invitado desde los despachos del Real Madrid a que probase a foguearse en otro equipo e ir cogiendo minutos, algo que al final fue lo que vino a hacer a Villalba.

Otros jugadores importantes que llegaron a Villalba aquella temporada fueron Abel Amón, un pívot que provenía de Estudiantes y cuya misión era la de poder dar minutos de descanso al pívot titular. Alberto Sanz, también proveniente de Estudiantes y del que se esperaba que pudiese recuperarse de su lesión de rodilla y ser un base que jugase minutos casi a partes iguales con Ruiz Paz o Javier Gorroño, un escolta fuerte que debía de ser el hombre que metiese ese grado de competencia a Marrero en la lucha por entrar en el quinteto inicial a pesar de sus diferencias. ¿Quien no recuerda sus grandes dotes de defensor apoyado en su extraordinario físico?

Pero como siempre, el salto de calidad lo proporcionaban los extranjeros, que en ese año fueron Rory White y Wilfred King. El primero era un alero alto que jugaba principalmente por el interior y que fue el máximo anotador y líder del equipo aquel año. El segundo era un pívot nato de esos que ahora no se ven y dudo que el tuviese el rendimiento adecuado en estos tiempos donde hasta los jugadores más altos son capaces de correr con el balón. Era un gran jugador, pero aquí ya llego lastrado por una importante lesión de rodilla, lo cual unido a su dejadez y a su gusto por la vida nocturna, provocó que alternase grandes partidos con auténticos fiascos. Recuerdo como la temporada finalizó con un play off sin jugarnos nada contra el Español de Barcelona. En aquellos tiempos, la televisión emitía un partido a cada equipo desde su cancha por contrato y llegados a ese punto, aún no habían cumplido ni con nosotros ni con los catalanes, por lo que nos televisaron ambos partidos en un espacio de tres días. El caso es que el primer partido se disputó en la sierra y nos toco la de arena del amigo Wilfred que deambuló por la cancha como ajeno a todo, por lo que recibió todo tipo de comentarios negativos por parte de los comentaristas. A lo que se vio, eso le hirió en su orgullo y tres días más tarde y contra el mismo equipo, se cascó un partido antológico de más de 40 puntos. Lo dicho, era capaz de los mejor y lo peor.

Pero lo más importante fue que el equipo dio un paso más al frente y logró mantener la categoría y algunos hombres del equipo iban cogiendo galones poco a poco como Ruiz Paz, Barros o Marrero.
Estos son algunos datos destacados de aquel año (fase regular).

Rory White acabó como máximo anotador con 811 puntos en los algo más de 1054 minutos que disputó a lo largo de los 28 partidos que jugó. Consiguió una máxima anotación de 43 puntos en un partido y colaboró con 130 rebotes, lo que le valió una valoración de 569 ptos.

Wilfred King a pesar de los altos y bajos de su rendimiento, logró sumar 536 puntos y capturar 253 rebotes hasta alcanzar los 515 ptos de valoración apoyado también en los 59 tapones.

Pero como he dicho, los jugadores españoles poco a poco comenzaban a tener peso dentro del equipo y así tres de ellos pasaron de la barrera de los 200 ptos, en concreto Marrero (213), Ruiz Paz (210) y Juan Carlos Barros (267). No era un equipo para ir sobrados en la ACB, pero sí que fue un equipo que iba tomando forma y sentando los mimbres que harían que el Villalba fuese un equipo correoso y difícil de ganar.

Foto tomada de aqui


La plantilla de aquel año la conformaban: Alberto Sanz, Quique Ruiz Paz, Rafa Rullan, Juan Carlos Barros, Juan Ramón Marrero, Javier Gorroño, Wilfred King, Rory White, Abel Amón, Iñaki Longarte y Adolfo Segui.