lunes, 31 de julio de 2017

Fiestas de Santiago Apostol II (Análisis a posteriori)

Pasaron las fiestas de Santiago y nos disponemos a penar un año más en el verano villalbino tan falto de alicientes culturales o de otra índole que amenicen la vida de los residentes y que puedan atraer foráneos.

Sobre lo que han sido las fiestas, poco puedo decir en primera persona pues no he presenciado más que un par de eventos y más atraído por el morbo que por el interés que en si me suscitaban tanto “El Pregón” como el  “Pobre de mí”. Los motivos por los que no he asistido a ningún evento más, los pueden deducir de mi anterior entrada, un programa de actos muy encaminado a personas muy mayores (y uno ya ni peina canas) y muy específico en cuanto a lo poco que había para ese grueso que más se moviliza y consume (20-50 años). Solamente las dos orquestas podían considerarse eventos de masas para un público universal, precisamente los dos actos que según todas las referencias lograron un éxito rotundo e indiscutible de asistencia y calidad.

De las cosas que más me han destacado estos días, ha sido la confirmación de que “el sábado se tira”. El día en que más gente se moviliza y puede llegar hasta nuestro municipio, es un día que salvo el Granito (mucho tirón pero muy específico) no logra atraer a la gente que debería atraer un pueblo de más de 60000 habitantes como el nuestro. Y a pesar de no estar presente en ningún acto de ese día, si puedo decir que el que se pudiese acceder desde la A6 sin ningún tipo de atasco ni parada a las 00:00, no digo retención, no es un buen indicador. Que la rotonda del Zoco estuviese totalmente despejada y que casi no hubiese peatones a esa hora en esa zona, dice muy poco en favor de las fiestas. ¿Dónde están las riadas humanas de gente desplazándose hacia el ferial, o bajando a la zona más céntrica del pueblo? Y la cosa se confirmó cuando al día siguiente a eso de las 6:30 eran cuatro almas perdidas las que deambulaban de retorno a sus casas o en busca de un sitio para desayunar. ¿Ya nadie empalma? ¿Dónde estaban los que tendrían que haber pillado el búho cuando las paradas otros años tenían numerosas pandas de gente esperando a volver a Madrid o a los distintos pueblos de la Sierra?

De todas formas, pese a que el consenso general es que posiblemente estas hayan sido las fiestas más grises que todos recordemos, seguro que hay una cosa que logró aún más consenso y es que no creo que a estas alturas nadie tenga la menor duda de que las fiestas son el arma electoral por excelencia. Lo fueron en los tiempos de Peñalvo (que estuvo a punto de dejar al pueblo sin actuaciones musicales el primer año ya que tuvo que improvisar el cartel deprisa y corriendo y algún músico amagó con el plante ya que no había cobrado señal alguna anterior al concierto. Si mal no recuerdo, el concierto de Loquillo empezó casi una hora tarde por ese motivo) y si mi frágil memoria no me traiciona, llego a sufrir un intento de agresión durante el pobre de mí un año (le arrojaron lejía).

No corrió mejor suerte José Pablo, que manejo los mayores presupuestos que jamás se hayan movido en las fiestas de Villalba, pero aún así sufrió algún que otro percance y fue el que decidió cargarse algo tan típico en las fiestas como el tradicional pregón, que desde entonces ha quedado reducido a un auténtico esperpento y a un catálogo de comportamientos incívicos. Y todo pese a ir con viento a favor, cosa que ahora muchos han decidido olvidar.

Evidentemente Mariola no iba a ser menos y ha tenido su buena dosis de abucheos, pitos y demás improperios. Muchos de ellos ganados a pulso, pero otros tal vez no tanto. Ojo a la cantidad de fotos maliciosas que han circulado por las RRSS en estos días, donde se sacaban perspectivas distorsionadas de los eventos y según la foto, la plaza estaba abarrotada o era un desierto. Mención especial para uno de nuestros alborotadores preferidos que sacó una foto de la cabecera del pobre de mí a más de ochenta metros de distancia, con lo cual solo se veía aire, cuando el evento tuvo gran afluencia de público aunque no fuese tanto ni tan bullicioso como otros años.

Así pues, parece que hay varios ingredientes en este guiso que hacen que el plato bordee la bazofia. Por un lado la excesiva politización de un evento que debería ser lúdico y de carácter casi familiar. Y por otro lado, la falta de memoria y de análisis que reina en nuestros días.

Como ya he dicho en otras ocasiones y ciñéndonos al apartado musical, el panorama ha cambiado mucho y son muy pocos los artistas con tirón existentes actualmente y menos aun los que se prestan a actuar ante un auditorio gratuito, por lo que un programa de conciertos de calidad y gratuito es casi inviable y se imponen otras alternativas como lo de una orquesta potente cada día (especialmente el sábado). Para poner un ejemplo, fíjense en las actuaciones que se han filtrado para las fiestas de Pozuelo (pueblo con mayor renta per cápita de España) y juzguen si son mucho mejores que las nuestras.

  •         Efecto Pasillo
  •        Chenoa (otra de OT, con un poco más de éxito que las que visitaron Villalba, pero con una trayectoria claramente descendente)
  •     D J El Pulpo
  •        Seguridad Social (otro grupo de hace dos décadas y que ya visitó Villalba el año pasado)


Finalizo esta entrada con dos encuestas para conocer que os han parecido las fiestas.





En esta otra podeis votar hasta tres eventos.





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